Señores Congresistas

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Ningún Congreso puede frenar una idea cuyo
momento ha llegado.

Señores Congresistas:

Es difícil encontrar sentido a sus convicciones y decisiones. ¿Por qué tenemos que ser todos iguales? Lo único en lo que deberíamos ser iguales es en la representación ante la ley y es precisamente a esta igualdad a la que ustedes le niegan la existencia. 

Garantizar el matrimonio igualitario no va a resolver todos los problemas de Colombia, cierto, pero sería un gesto que traería esperanza y fuerza para creer que en el futuro, Colombia podrá ser un país de gente tolerante, respetuosa y diferente. 

Esas son las oportunidades que no deben perderse.

No tiene sentido seguir por el camino de las prohibiciones, la estigmatización y el rechazo. ¿Qué hemos ganado con eso? Las políticas deben evaluarse por los resultados que tienen y la agresividad elimina la posibilidad de avanzar. ¿No es eso lo que quiere el gobierno, prosperidad para todos? ¿O es prosperidad para los  “normales”? 

 Señores Congresistas: ¿por qué piensan que la integridad de los demás vale tan poco? ¿No saben qué es lo más preciado que tiene una persona, que sin amor propio nadie puede descubrir quién es, ni amar a los demás? ¿Acaso definir la normalidad —y obligarnos a ser esa persona promedio— no es un fuerte indicio de brutalidad? ¿De qué sirve irrespetar la diferencia, legislar el rechazo y promover la soledad? 

¿Piensan que es honorable convertir en ley un credo religioso particular? Un país sin libertad de cultos no tiene libertad de nada porque la libertad no es divisible. 

Ningún Congreso puede frenar una idea cuyo momento ha llegado. Puede, como lo ha hecho, cometer el error de negarse a aceptar lo que para otros es claro: que las nuevas generaciones de colombianos prefieren un país incluyente en el que todos podamos sentirnos amados. El NO puede estar dominando en el Congreso pero el SÍ ha invadido la sociedad. 

Es lamentable Señores Congresistas que tampoco esta vez nos hayan ayudado. Y sin embargo, no se si lamentable sea la palabra adecuada para describir lo que realmente ha pasado. Porque lo importante es el SÍ, ese SÍ que proclamaron tantos, ese SÍ que nos llena de esperanza al recordarle al mundo, a nuestro mundo, que también lo habitan personas para las que libertad, igualdad y justicia son algo más que palabras: son perspectivas y metas alcanzables (1).


(1) Esta última frase es una adaptación del discurso que le da V, el protagonista de V for Vendetta, a la ciudad de Londres.   

 

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