El negocio de la paz

"La paz no es algo que deseas; es algo que construyes,
algo que haces, algo que eres y algo que regalas".
—John Lennon—

Tantos ojos pendientes de los resultados del Proceso en Cuba ponen a la sociedad colombiana en la difícil tarea de explicar cómo se consigue la paz a punta de tinta y papel. 

Aunque es innegable el poder que tienen las palabras, no podemos ignorar que, en este caso, la tinta es oficial y los legajos del gobierno están llenos de artimañas.

Independientemente de lo que digan los representantes de la paz, estamos muy lejos de solucionar el conflicto porque las condiciones que generan la violencia se han ido crispando progresivamente con el tiempo y desde el poder escasean los interesados en encontrar soluciones reales. 

A los gobiernos les sirve la guerra, no la paz, porque las guerras hacen que la población sea más gobernable

Es una tradición de vieja data. Divide y conquista, crea caos y ofrece una solución. Y esa solución siempre incluye en su implementación menos libertad y recursos para los ciudadanos y más control y opresión por parte del gobierno. 

Perdemos nosotros mientras nuestros gobernantes gritan: “lo hacemos en beneficio de la humanidad”, “lo hacemos por el bienestar social”, “lo hacemos por su propio bien”.

Piensen por un momento en nuestra coyuntura. Piensen en cuántas guerras estamos involucrados. En el conflicto interno colombiano, en la guerra contra las drogas, en la guerra contra el terror, en la guerra contra la corrupción, en la guerra contra la pobreza, en la guerra contra la guerra.

La guerra está presente en la vida de todos, por muy pacíficos que nos consideremos. Si no me creen, miren sus muros de Facebook o los comentarios en los artículos de la prensa. Miren críticamente los noticieros y los artículos de prensa.

Varios están convencidos de que la guerra es la principal, la mejor, y/o la única alternativa. (George Orwell decía que toda la propaganda pro guerra siempre venía de los que nunca habían peleado en una batalla).

Otros claman orgullosamente que su aporte es creer, que ellos creen en la paz. ¿Qué carajos significa eso?

Y la mayoría está convencida de que no apoyar el Proceso de Paz equivale a fomentar la guerra, que tampoco es cierto.

Es esa dicotomía fundacional, esa actitud vital, la que nos está acabando a todos. 

Nuestra sociedad ha llegado el punto en el que piensa que votar en las urnas, o poner la foto de Facebook en versión arcoiris, es el significado de participación ciudadana. Es una antinomia. Muchos piensan que su poder de elección radica en votar por Uribe o por Santos, comer en Presto o en McDonalds, afiliarse a Colfondos o Porvenir, enlistarse en el ejército o en las FARC.

Así quedan muy pocos preguntándose qué pueden hacer ellos mismos, además de creer, para contribuir a que la paz reine en el planeta. 

Quedan pocos porque la mayoría siente una necesidad apremiante de que las respuestas vengan del exterior—del gobierno, de las FARC, de los sacrificios que les imponemos a las víctimas con nuestro ferviente clamor de perdón y olvido— sin siquiera vislumbrar que todas las respuestas están en uno mismo. 

No olvidemos que imponer el perdón equivale a entronizar la filosofía del sacrificio. Sí, se ha sacrificado demasiado pero, ¿significa eso que debemos seguir haciéndolo? 

Ni el amor, ni el perdón, ni el respeto, ni la solidaridad, ni la paz se pueden imponer a la fuerza, nos guste o no, seamos capaces de aceptarlo o no.

¿No ganaríamos más si, en lugar de defender un pedazo de papel, utilizáramos esa energía en encontrar la forma de ayudar, de efectivamente tender la mano, a los que tanto nos necesitan? ¿No ganaríamos más si vieramos en la libertad y en la responsabilidad individual las alternativas que injustificadamente le achacamos a la "virtud" del sacrifico?

Si queremos vivir en paz debemos encontrar la forma de devolver la tierra a sus legítimos dueños, de reivindicar a nuestros indígenas y de expulsar del país a los que contaminan sus aguas y se lucran de las condiciones de miseria. En eso es en lo que tenemos que enfocarnos.

Porque por muy taquillero y simbólicamente representativo que sea el Proceso, los símbolos sin correlatos reales tienden a exacerbar los problemas

Reconozcamos la inmensa responsabilidad que tenemos aquellos que podemos hacer algo; dediquemos tiempo a conocer al ser supremo que está debajo de nuestra piel; esforcémonos por indagar, estudiar, descubrir y conocer; bendigamos lo que nos hace únicos y lancémonos a vivir una vida apasionada. 

La tenacidad y felicidad que otorgan el deseo y la pasión son gran parte de lo que necesita este mundo. 

La paz es algo que se consigue con amor, con comprensión, con empatía, con conocimiento, con solidaridad, con esfuerzo, con trabajo, con verdad y, por encima de todo, con LIBERTAD.

Pero la importancia de la libertad es algo que sólo perciben los individuos. Es una ceremonia individual que no admite predicamentos colectivos. 

Tal vez consigamos, antes de que sea demasiado tarde, darnos cuenta de que la paz es algo que crea cada uno. Sólo así podrá ocupar la paz que trae la libertad, el indisputado lugar que hoy tiene la desgraciada guerra.

Porque la paz es un modo de vida y un estado de conciencia.

Como dijo Ernesto Sábato: 

“La historia es el más grande conjunto de aberraciones, guerras, persecuciones, torturas e injusticias, pero, a la vez, o por eso mismo, millones de hombres y mujeres se sacrifican, para cuidar a los más desventurados. Ellos encarnan la resistencia.
Se trata ahora de saber, como dijo Camus, si su sacrifico es estéril o fecundo, y éste es un interrogante que debe plantearse en cada corazón, con la gravedad de los momentos decisivos. En esta decisión reconoceremos el lugar donde cada uno de nosotros es llamado a oponer resistencia; se crearán entonces espacios de libertad que pueden abrir horizontes hasta el momento inesperados” (1).  

Busquemos los horizontes inesperados. Ahí encontraremos las respuestas. 


(1) Ernesto Sábato, La resistencia, Editorial Seix Barral S.A., España, 2004, pp.107

Créditos imagen: Copyright: <a href='http://www.123rf.com/profile_tolokonov'>tolokonov / 123RF Stock Photo</a>

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